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Guillermo Tella

Artículos

Ciudades intermedias:
Diálogo con Josep María Llop

En el contexto mundial, las grandes urbanizaciones han adquirido mayor protagonismo. Sin embargo, las ciudades de posición intermedia se presentan como territorios más gobernables, de mayor capacidad de gestión y que pueden ofrecer mejor calidad de vida para sus habitantes. Sintetizamos a continuación una entrevista exclusiva que le realizamos recientemente al prestigioso arquitecto y urbanista catalán Josep María Llop-Torné, especialista en estudios urbanos territoriales de ciudades intermedias. Al respecto, abordamos cuestiones clave sobre este tipo de ciudades: cómo administrarlas, cómo gestionarlas e intervenirlas.

Las ciudades se encuentran cada vez más insertas en una amplia red de regiones urbanas. ¿A qué denominamos conceptualmente ciudades intermedias?

Las ciudades intermedias son ciudades que están muy relacionadas y son conscientes de estar en la red amplia de otras ciudades y de sus territorios: las define su función, su posición y su doble capacidad de ser medio y de estar en medio. Aunque no es la talla lo que las define, su tamaño físico o la cantidad de habitantes viene asociado a su función; y su tamaño depende de cada una de las regiones geográficas del mundo.

Una ciudad europea de 30 mil habitantes, con universidad y hospital, o una ciudad mucho mayor de más de 1 millón de habitantes en China no son ciudades grandes. En el contexto mundial las ciudades menores de 1 millón de habitantes, según datos oficiales de Hábitat de Naciones Unidas, tienen más del 62% de la población urbana del planeta. O sea, dos de cada tres habitantes urbanos.

Como además están ligadas a todas las regiones del mundo, donde tal vez no haya una gran ciudad pero sí hay una de esa escala y rol intermediario, deben tener mayor presencia como centros de cultura, de promoción de sus territorios. En la urbanización mundial las ciudades de tamaño medio y de rol o función intermedia no son tenidas en cuenta suficientemente por las instituciones internacionales. Pero en ambos casos sus servicios se ofrecen a los habitantes, además de ofrecer a aquellos de los territorios de alrededor.

Dado que esta tipología de ciudades juega un papel estratégico como centro de promoción de sus territorios, ¿qué oportunidades le ofrece a sus habitantes?

Los planes de urbanismo en ciudades de esa escala son -o pueden- ser mucho más ajustados a las condiciones de su territorio y de su ambiente. Es decir, pueden ser planes más detallados en relación a las oportunidades de ese lugar. Son planes más proyectos. Por ejemplo, la planificación de un parque a lo largo del río o del arroyo de esa ciudad media, en ese lugar concreto, puede ser pensada más a escala del proyecto.

Ello facilita visualizar mejor qué potenciales de transformación positiva tienen los espacios y lugares de las ciudades y, además, cómo pueden estar abiertos y ligados a los territorios y a los pobladores de su entorno. En la mejor relación entre las ciudades y sus territorios está la condición de una mejor ordenación territorial.

De este modo es posible poner en valor los elementos del paisaje, la productividad agrícola y los recursos locales, para que a través de sus ciudades tengan mejores flujos y relaciones globales, dentro de una economía mundializada. En función de ello se puede hacer un urbanismo de mayor calidad para favorecer el valor de cada lugar, de cada ciudad. Esto permite generar un urbanismo más favorable para el desarrollo.

Las ciudades intermedias necesariamente tienden a articular diferentes escalas. ¿Deben entonces pensarse desde lo global para poder actuar en lo local?

En las condiciones actuales de nuestro planeta ningún urbanista puede dejar de pensar cómo mejorar y transformar lo urbano frente al cambio climático y a la pérdida de diversidad. Nuestro objeto de trabajo es el espacio vital, lugar común con muchas otras profesiones, como los biólogos, los naturalistas, pero no solo ellos; los filósofos, los abogados, los ingenieros y muchos otros. Pienso en los comunicadores e incluso en los políticos. Las premisas deben ser transversales.

No hay teorías únicas sino componentes y saberes que nuestra profesión debe aportar en los trabajos del urbanismo, como son la escala de las operaciones, los trazados en relación a las condiciones de topografía, la forma urbana y sus relaciones con las condiciones ambientales, los materiales, las tradiciones y, además, con los elementos simbólicos de cada lugar, los estándares y las normativas u ordenanzas, los planes y otros instrumentos que son más apropiados para situar el urbanismo sobre el suelo de cada lugar concreto.

No debe perderse de vista que la formación de las ciudades se produce en un lugar: podemos decir que es local aunque tenga que ser ligada a funciones, símbolos y procesos más globales. No me quedo con la frase “pensar global para actuar local”. Me gusta más la idea de pensar local y global para construir lo local y lo global. Una ciudad es una parte del planeta siempre. Es local y es global siempre.

Buenos Aires se ha ido sedimentando a través del tiempo por yuxtaposición de ciudades intermedias. ¿Cómo observa a esta metrópolis desde tal perspectiva?

El urbanismo es una disciplina muy amplia, que va más allá de redactar planes para las ciudades. En realidad, las ciudades se construyen más allá de los planes. Tanto por los pobladores, en sus periferias, como por los promotores y los grandes inversores en los lugares centrales. En Buenos Aires eso se observa con claridad. Por ello hay mucho más urbanismo que el de la planificación. Son las funciones de gestión, de transformación y de desarrollo de proyectos urbanos.

El urbanismo debe dar respuesta a procesos no solo de nuevo crecimiento o extensión ni a procesos de transformación urbana sino, también, a las mejoras de diversas partes existentes de las ciudades. En ese sentido, Buenos Aires está compuesta no solo por la Ciudad capital, con un tamaño y funciones centrales. Además hay un amplio conjunto de ciudades intermedias que realizan funciones de intermediación con las ciudades y los territorios del entorno.

La ordenación de Buenos Aires no puede verse solo en términos de gran ciudad. Hay que entender que la periferia, que las municipalidades del conurbano, son ciudades de rol intermediario y están abiertas y ligadas al territorio de la pampa húmeda, de las chacras, de las producciones de tipo rural. Por ello no se puede pensar en el Gran Buenos Aires solo hacia dentro, sino también hacia fuera.


© Guillermo Tella & Alejandra Potocko
En: Tella, Guillermo y Potocko, Alejandra. (2009), “El papel de las ciudades intermedias en el nuevo escenario: Entrevista exclusiva al urbanista catalán Josep María Llop”. Buenos Aires: Diario El Cronista, Suplemento de Arquitectura; enero 22, pp. 4-5.